"Cuando Sócrates nació, su padre recibió del oráculo el consejo de dejar crecer a su hijo a su aire, sin oponerse a su voluntad ni
reprimirle sus impulsos" Plutarco
JANTIPA
¿Quién te eligió como esposa de un hombre
cuarenta años mayor qué tu?
¿De un filósofo libre?
¿Quién niña de pelo rubio unió tu destino
junto al destino de un viejo con augurio?
¿Quiénes escogen a las niñas para ser las hetairas,
de hombres pensadores malabaristas?
¿Por qué, por qué las
profecías en la grandeza
de jergas y pláticas libres existencialistas,
les hacen meros depredadores con indolencia
enemistad a la mujer que solo tienen para ser
instrumentos para su perpetuidad?
¡Pobre hombres en los atrios de atenienses!
Humanidad parca, rasa empatía
en sus jovencisimas nodrizas.
Jantipa no es -caballo rubio-
menosprecio equino que oculta
su feminidad,
¿Por qué no, yegua rubia?
¿Por qué no, una joven rubia,
Jantipa fue muerta y herida
por la vejez de un filosofo impúdico
y mal parecido, que aguantó
las embestidas del trueno,
cuando la suave brisa la dejaba en los efebos
de sus diatribas,
lluvia con olor a sebo, charlatanería
que a la mesa familiar pan no traía
groseros de sentirse
menos que cualquiera
de sus efebos.
Palabras de
Sócrates con respecto a su mujer,
qué, supuestamente vertía
sobre su cabeza el
orinal, obligación
de limpiar y sutilmente decir
quien huele peor o
más.
"Antes de que
cese el trueno, cae la lluvia" Sócrates
29.1.2018
Carmen Hernández
Rey
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