Guardaremos canciones
en burbujas
oriundas,
notas ancestrales,
sustancias
únicas nuestras
en cada partituras
de: rosas y lágrimas,
lunas y días.
La música nos
devolverán la perfecta
resta de
días de ausencias y melancolía,
de besos suaves,
dolor de
dura lejanía en golpe
de tango,
con temas ardiendo
entre
nuestras manos,
-ahora- vacías.
Bailemos,
amor todas y cada de las músicas,
las letras,
-no dejemos-
que nadie ose
poner instrumento de subastas
malditas,
y vayamos a
ese rincón que nadie
califica,
nadie usurpa
títulos de canciones
o verso, letras
que nos hacen
únicas.
Rocemos con
la punta y el talón
este otoño,
este invierno
-sin hojas-
de música vacía,
volteemos el
solfeo donde
el bandoneón
subasta melodías
sin música,
así…
Pongamos corazón,
conectemos
una danza
salvaje
bailemos la
danza y abriguemos
toda la armonía
del bandoneón
sonando en
la esquina
de este bar
de la vida, y que la música
pulverice
las cautelas malditas,
la soledad
que aprieta,
bailemos entre
notas la música,
las
canciones de nuestra vida.
3.12.2017Carmen Hernández Rey
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