VENTANAS DE SAL
-por tu padre y mi padre-
Existe un lugar donde aún sigue
recibiendo una sal tibia y
suplicante,
ventanas fatídica e litigante,
hoy ¡quizás! más que ayer
pero no menos en dolor,
porque…
Sal que rezuma por los marcos y cristales
del ventanal, y que me gustaría taponarles
en las barbas de en ese sol incierto
de luz,
ahogar -de una vez- las preguntas debilitadas,
ya…
y, con un fideicomiso del pronombre
nominal de segunda persona
rasgar el celestial adverbio de lugar
y el verbo (vivir) extinguido
cierto en el peyorativo (morir)
Ventanas de sal que no esquivan
tu recuerdo,
ni siquiera en la risa menos dañina
y más idílica,
Padre.
19.3.2017
Carmen Hernández Rey
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