SUPER-VIVENCIA
-a
veces lo que más duele es enterrar lo que aún vive-
Apagué
la luz de mis ojos -por miedo-
a
quedarme ciega,
a
mostrar la luz interna,
la
llama…
y que
no hablasen palabra y media,
lo
que se adivina con un pestañeo
lo
que te hace débil en el mal
de
amor.
Desvíe
mis ojos delante de tu figura,
dolía
verla vestida,
cuando
tantas veces para mí fue
perfecta
y desnuda.
Roté
mi cuello hacia un punto fijo
donde
mis ojos no te vieran
¡respiré!
cogí
aire desde mi ombligo,
para
dejar pasar la inquietud donde
mi
pulso se acelera.
Acomodé
mis pensamientos a preguntas
con:
inercias, dolor, presagios…
a
todas las ausencias y a cada brisa
que
nunca sería ya nuestra.
Sí,
a veces duele
duele
mucho
duele
todo…
todo.
A
veces lo que más duele es enterrar
aquello
que aún no ha muerto.
31.8.2016
Carmen
Hernández Rey
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autora extremeña
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