al parecer, al parecer postrada,
no estás sino en los cielos ensalzada,
no estás sino en la tierra preferida?
Pero, ¿ qué mucho, si del sol vestida,
qué mucho, si de estrella coronada,
vienes de tantos rayos guarnecida?
Cielo y tierra parece que, a primores,
se compartieron con igual desvelo,
mezcladas sus estrellas y sus flores;
para que en ti tuvieran tierra y cielo,
con no sé qué lejanos resplandores
del flor del Sol, plantada en el Carmelo.
-Benedictus, antífona... Deseé la sabiduría
con todo el alma, y creció
como racimo que madura-
DIURNAL-
------
PARADIGMAS
HOY SÉ QUE... EN LOS PARADIGMAS SE CRECE O RESUCITA CUANDO
APRENDEMOS A -PASARLOS POR EL COLADOR- SELECCIONAR QUE AQUELLO QUE NO PERMITE
CRECER... Y RESUCITAR... NACER CON ALAS COMO LA CRISÁLIDA APRENDE A SER
MARIPOSA... POÉTICA EXTREMEÑA C.H.R
En la oración, consciente y no banal aprendí... a meditar...
en los pasos de mi vida... en mis días, sin sobresaltos, sin alegría, aquellos
que morían sin dar fruto
simplemente se extinguían...
Fui consciente que he ido recorriendo un camino donde no
existía postes, kilómetros
andenes, aceras, cruces... diferentes asfaltos... ¡Diría que
faltaba hasta el oxígeno!
Tampoco sé, en qué momento me detuve, y vi por primera vez,
una flor solitaria en aquel pasaje... pero la vi... la percibí... la
comprendí... la asocie a mi vida...
No estaba rodeada de ningún otro esqueje, ella florecía sola
en mitad de un montículo, roja, sola, con un negro botón en medio... la olí sin
apenas tocarla... y, no... no era el perfume perfecto, su olor no provenía de
frascos pequeños... pero era su olor... olía a ella, a nada más.
A sabiendas y desde ese punto de partida y con un pie
delante del otro seguí por aquel camino... hechizada miré alrededor... crecían
flores todo aquellos resaltos no eran simples obstáculos sino pequeñas cimas para subir y mirar -diseminar-
y hacer criba, coger el cedazo y poner todo:
mis imperfecciones
las verdades eternas
las misericordias imperfectas
el Fiat de -mí misma-
Con mis miedo y miserias, con mis egos y orgullo... pero
habitada por ese espíritu único donde se aprende amar, como el sol aprende a
dar luz con diferentes temperaturas.
Aprendí en la oración comunitaria a expresar mi vida, en voz
alta hablé, lloré, reí, canté y reclamé mi día... mis horas, aprendí a
suspender nubes con tormentas, nubarrones y aguaceros... en ellos aprendí a
chapotear a mis pies, refrescarles del ardor del desierto...
P.D: En comunión maduré aquella donación y entrega que es la
vida...buscando cada segundo un punto nuevo de partida.
16.7.2003
Carmen Hernández Rey
Autora extremeña
todos los derechos de autora
foto de LA WEB
Comentarios
Publicar un comentario