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Mostrando entradas de septiembre 23, 2014

DECIR

DECIR   Quizás no pueda. O haga falta decir nada más por hoy. ¡Quizás! el silencio diga más que tantas perogrulladas quizás. Y sin embargo tengo un saco de: a e i o u buscando consonantes que digan todo cuanto la cuerda que ato a saco sabe. Decir ¿Qué puedo decir en esta tarde primera de otoño, mientras mi amor se entretiene y yo hago como que hablo conmigo sin hacerlo. Y este saco sigue atado, siente de mí miedo ¿Será posible,   no era yo quien de niña tenía miedo de un hombre y un saco? Decir... creo que dejaré al otoño llorando el agua que beber no quiero. 23.9.2014 Carmen Hernández Rey ©® autora extremeña todos los derechos de autora foto del muro de

MANTA ROJA

MANTA ROJA Debajo agazapada mientras el rocío va filtrándose desde el principio ... de mi espalda, hasta mi nuca la magia anidaba esta noche de manta roja. Espera y se queda a un palmo del suspiro, a sentir a toda mi piel erizada, en las moduladas ondas musicales, que voluptuosas se despliegan en mis oídos, sueltan la porción de universo asimilable, -para no matarme de placer- en mis temporales. Las frecuencias se cuelan, odas sin letras describen la magia desnuda en los ojos de niña que la vida me devuelve esta noche... Mientras mi corazón se abriga para no romper este hechizo, y dejo que mis ojos descubran la luz que va trepando por cada hilo de música, tanto o igual que yo, siento que la luna está agazapada detrás de la misma manta roja y ¡Seguro! que tiene su piel tan erizada como la mía... O quizás las notas musicales nos hicieron una manta roja para abrigarnos esta noche mágica a las dos. 23.9.2014 Carmen Hernández Rey ©® autora ext

EL OTOÑO

EL OTOÑO   En mis manos deja caer hojas blancas en "mi patria" -con potestad- paso sobre ellas y me alineo tímidamente con dificultad, Hoy, ahora comprendo a mis tres estaciones del ayer toda una vida aprendiendo a dejar caer una hoja... Retuve esa cuadricula inmaculada tantos otoños, oculté tantas tempestades, primaveras y veranos -Dentro de mí-   Y quizás... mi intención solo fuese vencerme detrás de aquella hoja a punto de ser vestigio de vida en letras, y dejar al papel vencido liberar a mi alma en un rincón o en anverso de la blanca hoja. -me pregunto- ¿Podré,   puede unos dedos humillar a las rayanas letras? Miro huelo el cloro calero y mal oliente, el agua parda que se mezcla hojas y chasca   árbol sin bosque que quema... Me quema estos minúsculos filamentos de tormentas, en los dedos, me abrasa los rayos incrustados moliendo a mis yemas