VII ¿DONDE MI PAZ?
Sin ser en aquel mundo nuevo "la ausente" dueña de un corazón viejo y roto, la valija perdida sin providencias, sin sentido. Consciencia satírica y mordaz de la nada, preguntas que detestan respuest...as imprevistas de un azar, una necesidad un proyecto en las resoluciones y sentencias de los juicios y juegos de alcahuetas televisivas, dónde...
¿Dónde mi paz? Si no empieza antes mis guerra?
¿Podré memorizar los ruegos en la garganta de Crises, y suplicar a mi razón, ella que es la líder de los, podré poner un hito, sin que su espada impacte en mi cabeza...?
¿Tendrá un temblor sus manos, una tibia templanza y apagará sus flechas antes de que sus arrebato e ira impacten contra mi cerebro en estas guerras?
¡Acaso! Acaso mi útero ¿Puede olvidarse de aquellos partos de juventud, del dolor que les domaron, la doblez de la cérvix en las vidas nuevas?
¿Dónde, dónde mi paz, sin este caballo de Troya que diezma a mis fuerzas, dónde?
Donde esta ceguera sin vidente, donde su luz hechicera que le diga a la nada donde está su botín, su paz y su guerra.
Pobre alma que errante, se viste Patroclo en la eterna canción épica, de los ojos que como fuente vierten dentro su cólera, la ira en la razón de un juicio, de una venganza, por sentir atravesada la garganta en ese acero de metal frio, por no sentir la piedad del cuerpo que la alberga... carne y vida que se desmiembran en las murallas troyanas de mi cabeza.
Dónde mi paz, donde mi guerra... por qué mis manos insensibles no juran una paz entre la razón aquea, y las súplicas de un corazón roto, sigue el juego a las guerras, y me hago un yo en...
Yo= Briseida, y Criseida... Yo Agamenón y Aquiles... Yo ejercito troyano y mirmidones
Hector y Patroclo... Un pobre yo llena de la nada y miserias.
Yo en la espera de ser Príamo y coger los despojos de mi carne y huesos
para darle sepultura en una paz sin guerra.
10.4.2014
Carmen Hernández Rey
©® autora extremeña
foto de la web Boudica
¿Dónde mi paz? Si no empieza antes mis guerra?
¿Podré memorizar los ruegos en la garganta de Crises, y suplicar a mi razón, ella que es la líder de los, podré poner un hito, sin que su espada impacte en mi cabeza...?
¿Tendrá un temblor sus manos, una tibia templanza y apagará sus flechas antes de que sus arrebato e ira impacten contra mi cerebro en estas guerras?
¡Acaso! Acaso mi útero ¿Puede olvidarse de aquellos partos de juventud, del dolor que les domaron, la doblez de la cérvix en las vidas nuevas?
¿Dónde, dónde mi paz, sin este caballo de Troya que diezma a mis fuerzas, dónde?
Donde esta ceguera sin vidente, donde su luz hechicera que le diga a la nada donde está su botín, su paz y su guerra.
Pobre alma que errante, se viste Patroclo en la eterna canción épica, de los ojos que como fuente vierten dentro su cólera, la ira en la razón de un juicio, de una venganza, por sentir atravesada la garganta en ese acero de metal frio, por no sentir la piedad del cuerpo que la alberga... carne y vida que se desmiembran en las murallas troyanas de mi cabeza.
Dónde mi paz, donde mi guerra... por qué mis manos insensibles no juran una paz entre la razón aquea, y las súplicas de un corazón roto, sigue el juego a las guerras, y me hago un yo en...
Yo= Briseida, y Criseida... Yo Agamenón y Aquiles... Yo ejercito troyano y mirmidones
Hector y Patroclo... Un pobre yo llena de la nada y miserias.
Yo en la espera de ser Príamo y coger los despojos de mi carne y huesos
para darle sepultura en una paz sin guerra.
10.4.2014
Carmen Hernández Rey
©® autora extremeña
foto de la web Boudica
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