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Mostrando entradas de agosto 7, 2013

TARDE...

TARDÉ   Siete día, siete noches   siete montañas, sietes   campos, siete mares   sietes playas...   Siete cielos y siete mil   Millones de infiernos en encontrarte...   Tardé, los infinitos de todos los espacios   en aquellas esperanzas negras,   en los sueños y deseos,   del todo y nada,   en los libros que narran   de dentro hacia las tapas,   los sietes escritos sagrados,   en los encuadernados cuentos   infantiles tardé,   casi la vida misma en hallarte.   encontrándome   Y por tardar, te digo que estuve   ausente y dejé   de buscarte, de amarte,   sentir-te en los ocupados   cielos de nadie,   en los nombres sellados   con firmas sobre las nubes   que esconden los escaparate...   Tarde amor, tardé en saber   tu nombre pero aquel   sabor implícito en   en mi ADN. te allegaste sobre el sol   en mi tarde,   cuando doblé las esquinas de los manteles   sin pan ni aceite...   escond

NUESTROS ABUELOS SON

NUESTROS ABUELOS SON El recuerdo de nuestra historia más cercana, el espejo de lo que un día también nosotros seremos.   Ellos nos hablan de tiempos Difíciles, de la niñez pasada Y de años arañando a la tierra con sus manos, años de hambre, del frio en el campo y las raídas chaquetas de pana marrón, o negra para las fiestas Calles de algarabías, casas sin llaves y vecinos que se saludaban. Nuestros abuelos hablan de la Nacencia, de camas con abolengo y casta, generaciones con arraigo de amor entre sus lanas, De aquellos hogares que olían a campo a trigo y esencia de lavanda Cocina de pucheros, lumbre de carbón y   con alma de aquellos días de fiesta cuando del cerdo se sacrificaba en la festiva “la matanza” Ellos son nuestros abuelos, y tienen su piel arrugada, pelo canoso memorias a veces con faltas, pero nunca olvidarán,   el amor que nos tuvieron, aunque en la boca

TE ENGENDRO HIJA… Mujer

TE ENGENDRO HIJA… Mujer A sabiendas sé que debo parirte que no hay olvido en mi sien, ni, tregua en mi memoria, que en la tuya seré eslabón de tu propia cadena. Y te pariré, arañando mis carnes mordiéndome las palabras sobre los dedos de mis manos, para que veas la luz a golpe de dolor en este útero lleno de amor hecho simientes… Retorcido mi vientre en esos, espasmos locos, ardientes, que abrasan y muerden desperdigados como ráfagas, para hacerte presente y ser que me nace.   Te paro para no hacerte víctima del pueblo y sus las plazas, de mentideros, lugar sin corazón, voz de viejo herrero de balas y metrallas embusteras, Te engendro hija, sin lapidarios de bajas sospechas, calumnia a la carta, vino de negativos adjetivos autócratas gobiernos. Hoy como ayer, asesinos de profetas y poetas, de la sal de la tierra,   ciudades misóginas encubridoras de voces de punta de espadas y met